EL OBJETIVO DE ESTE BLOG ES "LLAMAR LA ATENCIÓN" SOBRE LA EXISTENCIA DEL TDAH EN
ADOLESCENTES Y ADULTOS





El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un síndrome conductual con bases neurobiológicas y un fuerte componente genético.




Se trata de un trastorno neurológico del comportamiento caracterizado por distracción moderada a severa, períodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas.



El Déficit de Atención con Hiperactividad está relacionado con una falta de balance en la producción cerebral de dos neurotransmisores: Dopamina y Noradrenalina.



El TDAH como entidad clínica se encuentra recogido en la Clasificación internacional de enfermedades, décima revisión (CIE-10), la cual representa un marco etiológico.

Seguidores

miércoles, abril 13, 2011

CONTRA LA MEDICALIZACIÓN EN LA INFANCIA


«No atender en clase no es una enfermedad» Juan Pundik Knapheis, Psiquiatra y Psicoanalista. Contra la medicalización de la infancia.

Juan Pundik Knapheis, Psiquiatra y Psicoanalista: «No atender en clase no es una enfermedad»


Perdió su demanda ante la Comisión Europea para que no se permitiese dar Prozac a niños, pero de ahí surgió la Plataforma contra la Medicalización de la Infancia, de la que es presidente. «`Medicalización´, no `medicación´ –puntualiza–. El problema es el abuso y el mal diagnóstico.» Hablamos con él.
XLSemanal. Usted es de los que niega la mayor. Asegura que el trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad no es una patología.
Juan Pundik. Es que no lo es. Lo que hace el DSM, la biblia psiquiátrica (manual de enfermedades mentales), es describir nuestras conductas y transformarlas en patologías. El cuestionamiento es en bloque al DSM, que es por lo que se guían lo psiquiatras e incluso los médicos de cabecera para diagnosticar, por ejemplo, una patología que no existe, como es el déficit de atención. No atender en clase no es una enfermedad. Los que derivan a los chicos a un especialista son, normalmente, los profesores que tienen que manejar a 35 alumnos, lo que, naturalmente, no es fácil. Tenerlos quietos y callados puede hasta cuestionarse que sea sano, pero las características de la escolaridad así lo requieren y, en consecuencia, lo mejor es tenerlos drogados. Es lo que se hace con los ancianos en algunos geriátricos.

XL. Habla usted de `droga´, no de `medicamento´, ¿por qué?
J.P. El metilfenidato que contiene esa medicación es un derivado anfetamínico. En nuestro país se comercializa con denominaciones como Rubifen, Concerta, Strattera, Ritalina o Ritalin, como viene en su origen, en Estados Unidos. Todos aquellos que no estamos de acuerdo con que se drogue a los niños la denominamos `cocaína pediátrica´. Y no es una denominación arbitraria. Cuando hablo de sustancias, lo primero que hago es probarlas yo mismo. Invito a cualquiera que considere que un niño debe tomar una de estas sustancias a que haga lo mismo, que pruebe el metilfenidato, que se lo administre a sí mismo y que me cuente luego.

XL. ¿Cuál fue su experiencia?
J.P. Me sentí drogado. Y eso que me administré la misma dosis que se da a un niño y yo tengo el triple de peso. Y la sensación era la de ir todo el día drogado, no me sentía normal, yo mismo. Me quitó totalmente el apetito y me perturbaba el sueño. Todo, malas sensaciones.

XL. Admitamos que el déficit de atención no es una patología, pero es una conducta o incluso una forma de ser, si lo prefiere, que dificulta la vida, el día a día, del niño.
J.P. No, no dificulta la vida del niño; si acaso, la de los padres o los profesores.

XL. Pero el niño que no consigue un rendimiento escolar adecuado porque es disperso o hiperactivo tiene más posibilidades de enfrentarse a un fracaso no ya escolar, sino social, con lo que eso supone de traumático...
J.P. Querrá decir que no consigue el rendimiento escolar que se le quiere imponer. Yo tengo un largo historial de gente que fue diagnosticada y hasta medicada como hiperactiva simplemente porque esa escolaridad que querían imponerle no le servía, porque quería ser bailarina o jugador de fútbol. El problema es por qué les imponemos a todos los niños un menú fijo, cuando cada uno tiene habilidades diferentes. No todos valemos para lo mismo.

XL. Habrá niños que sí tengan un problema real por ser hiperactivos. Deme una solución que no sean las pastillas.
J.P. Como psicoanalista no puedo dar otra que el psicoanálisis. Yo no diría que el psicoanálisis es la forma... pero un psicoanalista está en condiciones de escuchar a un niño y trabajar con él para saber cuál es su objetivo en la vida, orientarlo y ayudar a los padres.

XL. Ustedes defienden que estas pastillas suponen una medicación excesiva para los niños, pero es un hecho que llevan 40 años en el mercado y no han dado problemas significativos.
J.P. No lleva tanto y, desde luego, aún menos aplicada a los niños. Lo que sucede es que de repente a una sustancia se le ha inventado una aplicación, que es lo que sucede con muchas medicaciones. Hace 20 años no existía el diagnóstico de hiperactividad, es un invento que no tiene más de 15 años...

XL. Tampoco existía el diagnóstico de la depresión hace 70 años y eso no quiere decir que no existiera entonces.
J.P. De la depresión ya habló Freud hace cien años. Pero si coges el DSM vas a encontrar que el conflicto religioso también es una patología, como lo es el conflicto entre hermanos, el conyugal... todos tienen un número que los distingue como patología y, por lo tanto, son susceptibles de ser medicados. ¡El DSM está subvencionado por la industria farmacéutica! Se rige por la máxima de que toda persona sana es `sana´ porque no ha sido bien diagnosticada. Para la industria farmacéutica, todos somos enfermos.

XL. No es un poco tópico esto de que las farmacéuticas son los malos, malísimos de la peli...
J.P. Es que es así. La industria farmacéutica es el malo de la película y tiene compradas a la FDA, a la agencia europea del medicamento e incluso a la OMS. Pero si es gente suya... Salen del consejo directivo de la empresa farmacéutica para pasar a las agencias del medicamento. Esto es fácil de ver. Además, pagan todos los congresos médicos. La industria farmacéutica es la más poderosa porque ninguna da tantos beneficios.

XL. Algo bueno habrán hecho. Admitamos que, sin ir lejos, han creado medicamentos que nos salvan la vida...
J.P. Sí, por supuesto, pero eso no justifica lo que están haciendo ahora, la medicalización a la que someten a la población.

XL. ¿Estas pastillas contra el TDAH crean adicción?
J.P. Totalmente.

XL. ¿Sabe que sus defensores argumentan lo contrario: que, de no tomarla siendo niños, esos chicos hiperactivos serán más susceptibles de caer en las drogas en la adolescencia?
J.P. Para nada. Eso no es así.

XL. ¿Puede demostrarlo? ¿Hay estudios sólidos que avalen sus críticas? Se lo digo porque no parece haberlos y los pocos que hay son los hechos por la Cienciología (crítica con la psiquiatría en general). ¿Cómo se explica esto?
J.P. Hay estudios, aunque todavía no de sus efectos a largo plazo, pero es que no hay más que leer los prospectos. El de Rubifen, por ejemplo, indica como posibles efectos secundarios vértigo, dolor de cabeza, insomnio, náuseas, nerviosismo, palpitaciones, reacciones cutáneas y alteraciones de la presión arterial. El mismo prospecto, insisto, advierte de que su uso puede generar dependencia de tipo anfetamínico. Un dechado de virtudes...

XL. ¿Cree usted que se impondrá la medicación a los niños?
J.P. Veremos. De momento, el movimiento internacional contra el Tamiflu ha funcionado: nadie lo compra en las farmacias. Y en México hemos conseguido que el Parlamento dicte una ley por la cual se abrirá un expediente a todo colegio o docente que indique la necesidad de medicar a un menor y derivarlo a un médico por problemas relacionados con su aprendizaje. Los profesores no pueden indicar a los padres que los niños deben ser medicados. Mire, hace 30 años lo normal era pegarle a un niño y en los colegios estaba autorizado. Hemos conseguido que ya no sea así. Ahora vamos a por la medicalización.

NIÑOS HIPERACTIVOS Y CON DÉFICIT DE ATENCIÓN Tiempo de despertar
Pocos síndromes enfrentan tan agriamente a los médicos como el de déficit de atención con hiperactividad en los niños. Unos, la mayoría, defienden que tomen psicoestimulantes a diario. Los otros se oponen tajantemente. Mientras el consumo de estos fármacos se dispara en España, en Alemania un neurobiólogo ha llevado a cabo un experimento único: aislar a once de estos chavales durante ocho semanas en lo alto de una montaña privados de las pastillas.

Adrián llora, Echa de menos a sus padres, pero a sus nueve años les ha prometido que aguantará. No quiere ir más al neurólogo, al psicólogo, al psiquiatra, que examinen su cerebro o estudien su inteligencia.

Hace dos años terminó él solo un puzle de 500 piezas, pero no era capaz de seguir el ritmo de su clase, molestaba, retrasaba las lecciones, se levantaba. La profesora no podía trabajar. En casa, su madre únicamente sabía regañarlo. Adrián toma la pastilla desde entonces. «La pastilla hace que esté triste», dice el niño. También, que no sienta hambre.

El pequeño está confuso. La nostalgia de la familia, el entorno extraño, los otros chicos, todo tan ruidoso. «Para de una vez»; «no quiero»; «me está molestando»; «me ha empujado»... Aquí, nadie consigue mantenerse al margen; todos duermen sobre colchones extendidos en el suelo. Algunos chicos gritan en sueños. Pero Adrián quiere librarse de esa pastilla, quiere intentarlo. Por eso está en este prado de los Alpes.

Su nuevo hogar es una cabaña, sin chucherías, nada de azúcar, nada de tele ni videojuegos. Los animales observan, desconcertados, a sus nuevos vecinos. Once niños, de entre 8 y 14 años, acompañados por tres adultos. Aquí es donde los pequeños tendrán que aprender a controlar sus arrebatos, asumir sus talentos y sus incapacidades, superar antiguas conductas y probar otras nuevas. Y es que estos niños han llegado al límite. Sus padres y madres, también. Se han agotado en su infierno de escuela y educación convencional. Los padres arrastran sentimiento de culpa. Para el padre de Adrián, dejar a su hijo aquí es agarrarse a un clavo ardiendo. Ya lo ha probado todo.

Estos niños no se adaptan a comportamientos como quedarse sentados y callados, por ejemplo. Tampoco parecen hacerles mella los castigos. Pasan de los deberes y rara vez hacen lo que se les dice. Son impredecibles. Y como el orden parece ser necesario para superar el día a día, se recurre a fármacos para atenuar esa naturaleza excitable. Se les da una sustancia química llamada metilfenidato, más conocida por uno de sus nombres comerciales: Ritalin. Esta sustancia altera el metabolismo del cerebro. La pastilla tranquiliza a los niños... y a los padres.

El diagnóstico para estos niños es «déficit de atención y síndrome de hiperactividad» –ADHS, en sus siglas en inglés– o trastorno por déficit de atención con hiperactividad –TDAH–. Pocos cuadros sintomáticos hay como éste sobre los que difieran tanto las opiniones especializadas; médicos y científicos protagonizan agrias polémicas y defienden posturas enfrentadas. Muchos médicos creen que el reducido autocontrol de estos niños tiene una causa genética, que es un trastorno metabólico congénito. Los psicólogos evolutivos, en cambio, explican el TDAH por la creciente sobrecarga de estímulos a que están sometidos los niños y por una menor disposición de los padres a educar a sus hijos como lo que son: niños.

En 1991, en Alemania, de donde son los menores que participan en este experimento en los Alpes, unos 1.500 niños y jóvenes fueron diagnosticados de TDAH. Hoy, según cálculos del Instituto Robert Koch, sufren este síndrome cerca de 600.000 jóvenes. Cuatro veces más chicos que chicas. En España, la Fundación Jiménez Díaz tasa entre un 5 y un 10 por ciento el número de escolares que sufre este trastorno, aunque las cifras son hasta ahora poco fiables. Lo que sí es un hecho es que el consumo de psicoestimulantes en el mundo se ha multiplicado por 150 entre 1990 y 2007. Los efectos a corto plazo de esta medicación están bien documentados; los efectos a largo plazo, no. En la consulta a padres más extensa llevada a cabo hasta el momento, realizada por encargo de una mutua médica de Austria, dos tercios de los progenitores afirmaron que sus hijos presentaban efectos secundarios del Ritalin. Los niños que viven en este valle alpino han sufrido pesadillas y ataques de pánico, calambres musculares, manía persecutoria e intentos de suicidio.
Florian es uno de ellos. Su médico observó en la primera cita que «no se estuvo quieto durante la exploración. La situación vivida en la consulta hizo muy evidente que el chico tenía TDAH». Aunque sus padres lo describen como «creativo y capaz de entusiasmarse», va mal en el colegio. «La ingesta de Ritalin –escribe su médico– llevó rápidamente a una mejora.»

En las montañas no hay pastillas. Tampoco hay profesores impacientes. Lo que hay es un par de personas que creen que no habría que sedar a los niños cuando dan problemas. El neurobiólogo alemán Gerald Hüther puso en marcha este proyecto. Lleva más de 30 años investigando el tema y quiere descubrir qué ocurre con los pequeños diagnosticados cuando se encuentran en un entorno que los devuelve completamente a su ser. Está convencido de que los niños de hoy están sometidos a una enorme exigencia y, al mismo tiempo, minusvalorados.

Janis es el mayor de los niños. Cuando un médico puso nombre a su problema, TDAH, su madre se sintió aliviada. Janis se volvió irreconocible: el fármaco funcionaba. En cuarto curso fue el mejor de su clase. Hoy apenas mide 1,60 metros, aunque nació con unos prometedores 58 centímetros. «La pastilla no le ha dejado crecer más», asegura su madre. En el prospecto del fármaco figura que podrían producirse alteraciones del crecimiento.

Aquí, en las alturas, Janis es un chico alegre y dispuesto a ayudar. Todo lo contrario de lo que figura en los informes médicos. Lleva mucho tiempo en tratamiento, obligado a explicarse a sí mismo una y otra vez. «Siempre me mandan de un sitio a otro. Hablan sobre mí... ¡pero nadie me escucha! Me refiero a que nadie lo hace de verdad», añade.

Sentirse problemáticos es la experiencia que comparten estos niños. Desean hacer amigos, pero son incapaces de conseguirlo. Para Hüther, eso es una catástrofe: la única experiencia que ha marcado a estos chicos es la soledad.

En las primeras semanas hacían falta hasta 20 minutos para que los niños formaran un círculo y media hora para reunirlos a todos en un sitio. Tuvieron que pasar 28 días hasta que todos recogieron su plato y sus cubiertos sin que nadie les dijera nada. Es importante que aprendan las normas, y los cuidadores se mantienen firmes: si un niño levanta el hacha ante otro, aunque sea `en broma´, se queda sin ella. Poco a poco, en la sexta semana, empiezan a hacerse visibles los primeros cambios. De un día para otro, los niños se dedican a salvar renacuajos en el arroyo y ya no los aplastan con la mano. Los cambios no se pueden medir y difícilmente describir. Janis es quien mejor lo hace. Dice que ahora es «más fuerte de cabeza».

Cincuenta y cinco días después, Adrián, que pesa siete kilos más que cuando llegó y que, de alguna manera, se ha hecho más mayor, abraza a sus padres y les cuenta todos los detalles de lo que ha vivido y sufrido en la montaña. Luego les dice: «Quiero llevar una vida mejor con vosotros». Algo apartado, pero cerca de donde esta escena tiene lugar, uno de los cuidadores, Rüdiger Bachmann, lucha por contener las lágrimas. No había contado con que se sintiera tan afectado por esta experiencia. Al final se echa a llorar, han sido ocho semanas con «esos niños salvajes».

Nada más volver a casa, Pascal, de ocho años y que llevaba dos tomando la pastilla, hizo ir a su madre hasta una tienda ecológica porque, dijo, el azúcar no le hacía bien. Su madre le compró un tipi indio, ahora duerme en él los fines de semana. Janis tuvo un difícil comienzo de curso en el colegio, pero se esfuerza por ser más firme que antes. La madre de Malte todavía no termina de creerse que su hijo viva su vida sin sus habituales quejas y protestas. Pero la más sorprendida es la madre de Adrián, quien afirma, radiante, que parece que le hayan cambiado a su hijo. «Es como si hubiese nacido otra vez.»
Uli Hauser © Stern / Magazine 2009 Nº 45

Cinco preguntas sobre `la pastilla de la tranquilidad´

1. ¿Qué son el Ritalin, el Concerta o el Rubifen?
Son los nombres comerciales de un psicoestimulador que contiene el principio activo metilfenidato. Se emplea para mejorar la capacidad de concentración de niños, jóvenes y adultos afectados de TDAH.

2. ¿Desde cuándo existe esta sustancia?
El metilfenidato fue descubierto en 1944 por el químico Leandro Panizzon mientras buscaba un medicamento estimulante. Él mismo no se sentía del todo satisfecho con el débil efecto de su sustancia, pero a su mujer, Rita, le gustaba tomarla antes de sus partidos de tenis. A ella se debe el nombre comercial del compuesto, Ritalin, que recibió la autorización para ser comercializado en 1954.

3. ¿Cómo actúa?
En la actualidad, la mayoría de los especialistas cree que los niños con TDAH presentan un trastorno del metabolismo cerebral: no siempre disponen de las cantidades necesarias del neurotransmisor dopamina. El Ritalin hace que, en el corto plazo, el cerebro use mejor la dopamina disponible. Muchos pacientes de TDAH pueden así concentrarse y ordenar mejor sus pensamientos.

4. ¿Cuánto se emplea?
En 1999 se recetaron ocho millones de dosis diarias; en 2008 fueron 52 millones. Los expertos explican este aumento en parte por el hecho de que cada vez más niños con TDAH son reconocidos como tales y reciben el tratamiento pertinente, pero también se debe a un fuerte incremento en los diagnósticos erróneos.

5 ¿Se diagnostica correctamente el TDAH?
Un diagnóstico serio precisa de numerosas sesiones. A menudo, los psiquiatras tienen que recurrir a la opinión de otros expertos. El procedimiento incluye un completo cuestionario a los padres sobre el desarrollo del niño y el contexto familiar, exploraciones neurológicas, test de inteligencia, análisis sanguíneos... Los padres deberían mostrarse escépticos si un médico establece este diagnóstico tras una sola cita y pretende recetar Ritalin o un compuesto similar de primeras. Su empleo para confirmar el diagnóstico («si funciona, es que se trata de TDAH»), no está justificado en ningún caso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Soy psiquiatra infantil y madre de un hijo con TDAH. A mi hijo nunca le he dado ninguna pastilla por este problema, pero he tenido que renunciar a cualquier actividad y ocio fuera de mi trabajo, y he invertido una cantidad de dinero al alcance de pocos padres en clases particulares, además de que yo le explico, organizo, y hago resúmenes de casi todo.....Para colmo, en el colegio y en el instituto me han repetido hasta aburrir que mi hijo es así porque yo lo sobreprotejo. Me dan lecciones continuas en mi campo de trabajo......No he logrado nunca cosas tan elementales como que los exámenes se anuncien con la debida antelación en la plataforma digital de la Consejería de Educación, para que pueda estar informada...... Mucho menos que den a mi hijo todas las fichas de cada asignatura al principio de cada cuatrimestre para que se las pueda encuadernar, y no acaben arrugadas mezcladas y perdidas por cualquier lugar....En el instituto de mi hijo no tienen casos de TDAH, así es que no necesitan adoptar ninguna medida al respecto..................... Como psiquiatra infantil, hago lo posible para restringir al máximo el uso de medicación (y siempre con controles cardiológicos y analíticos),pero la mayor parte de los padres no tiene los medios (incluidos los económicos) que yo tengo para ayudar a mi hijo. La medicación es una ayuda, siempre que se adapte el nivel escolar al nivel de conocimientos que tiene el niño (las pastillas no enseñan matemáticas), y se le ayude a aprender estrategias para organizarse y cometer menos errores............En distintos protocolos internacionales como NICE la medicación solo está indicada en casos graves y en casos con gravedad moderada que no mejoran con el tratamiento psicoeducativo..... Por desgracia, tengo niños correctamente diagnosticados y medicados, a los que la medicación no les sirve de nada por el desajuste del nivel escolar y la escasa o nula colaboración de los centros escolares.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Entradas populares

¿Qué es el TDAH?

Se trata de un trastorno de origen neurobiológico y que puede presentar 3 síntomas: •Déficit de Atención. •Hiperactividad. •Impulsividad. DEFICIT DE ATENCIÓN •Dificultades para mantener la atención concentración. •Parece que no escucha. •No siguen instrucciones. •No termina actividades. •Dificultades para organizar tareas. •Dificultades para retener datos y órdenes. •Extravían objetos. •Evitan esfuerzo mental. •Se distraen. •Descuidados en actividades diarias y actividades académicas. HIPERACTIDAD •Se remueve en su asiento. •Abandona su asiento. •Corren, saltan en situaciones inapropiadas. •Dificultades para dedicarse a actividades tranquilas. •Siempre en movimiento. •Necesidad de cambiar de actividad continuamente. •Hablan en exceso. •Propensos a los accidentes. •Dificultades en la coordinación motora. IMPULSIVIDAD •Actúan antes de pensar. •Precipitan respuestas. •Dificultades para guardar turnos. •Interrumpen actividades o conversaciones. •Dificultades para medir las consecuencias de sus actos. Afecta entre un 3-7% de la población infanto-juvenil.

TDAH: lo que los padres deberían saber

TDAH: lo que los padres deberían saber ¿Qué es el TDAH? Trastorno por déficit de atención e hiperactividad, TDAH (ADHD en inglés) es el nombre que se le da a un grupo de comportamientos que muchos niños y adultos presentan. Las personas que padecen TDAH tienen dificultad para prestar atención en el colegio, en la casa o en el trabajo. Pueden ser mucho más activas o impulsivas de lo que es usual para su edad. Estos comportamientos contribuyen a causar problemas significativos en las relaciones, en el aprendizaje y en el comportamiento. Por esta razón, los niños que tienen TDAH algunas veces son vistos como niños difíciles o que tienen problemas del comportamiento. El TDAH es más frecuente en los niños que en las niñas. Usted puede estar más familiarizado con el término trastorno por déficit de atención, TDA (ADD en inglés). La Asociación estadounidense de psiquiatría (American Psychiatric Association, APA) cambió el nombre de este trastorno en 1994. ¿Cuáles son los síntomas del TDAH? El niño con TDAH que es desatento tendrá seis (6) o más de los siguientes síntomas: •Le cuesta trabajo seguir instrucciones •Tiene dificultad para mantener su atención fija en actividades de trabajo o de juego en el colegio y en la casa •Pierde las cosas necesarias para realizar actividades en el colegio y en la casa •Parece como que no escucha con atención •No le presta atención a los detalles •Parece desorganizado •Tiene dificultad con las cosas que requieren planeación •Olvida las cosas •Se distrae con facilidad El niño con TDAH que es hiperactivo o impulsivo tendrá al menos seis (6) de los siguientes síntomas: •Es inquieto •Corre o se trepa inadecuadamente •No puede jugar en silencio •Responde de forma intempestiva •Interrumpe a las personas •No puede quedarse sentado •Habla demasiado •Siempre se está moviendo •Tiene dificultad para esperar su turno Los niños que tienen TDAH presentan síntomas durante al menos seis (6) meses. ¿Qué debo hacer si pienso que mi niño tiene TDAH? Hable con el médico de su niño. Un diagnóstico de TDAH puede hacerse solamente obteniendo información acerca del comportamiento de su niño por parte de varias personas que conozcan al niño. Su médico le hará preguntas y querrá obtener información de los maestros de su niño o de cualquier persona que esté familiarizada con el comportamiento de su niño. Su médico puede tener formas o listas para chequear, que usted y el maestro de su niño pueden completar. Esto lo ayudará a usted y a su médico a comparar el comportamiento de su niño con el de otros niños. Su médico probablemente querrá hacer exámenes de la vista y de la audición si es que estos no se le han hecho recientemente. Su médico le puede recomendar que pruebe un medicamento para ver si esto ayuda a controlar el comportamiento hiperactivo de su niño. Una prueba con el medicamento solamente no puede ser la base para diagnosticar el TDAH. Sin embargo, puede ser una parte importante de la evaluación de su niño en caso de sospecharse el TDAH. Puede ser difícil para su médico saber si su niño tiene TDAH. Muchos niños que tienen TDAH no son hiperactivos en el consultorio del médico. Por este motivo, es posible que su médico quiera que usted vea a alguien que se especialice en ayudar a niños con problemas de comportamiento, tal como un psicólogo. ¿Cuáles son las causas del TDAH? Los niños que tienen TDAH no producen suficientes substancias químicas en áreas claves del cerebro que son responsables de organizar el pensamiento. Sin tener una cantidad suficiente de esas substancias químicas, los centros del cerebro que se encargan de la organización no funcionan bien. Esto da lugar a los síntomas en los niños que tienen TDAH. Las investigaciones muestran que el TDAH es más común en niños que tienen parientes cercanos con este trastorno. Investigaciones recientes también han asociado el uso del cigarrillo y de otras substancias de abuso durante el embarazo, con el TDAH. La exposición a toxinas del medio ambiente, tales como plomo, también puede ser un factor. Cosas que no causan el TDAH: •Una mala crianza; no obstante, una vida familiar y un ambiente escolar desorganizados empeoran los síntomas. •Demasiada azúcar •Muy poca azúcar •Aspartamo (un nombre de marca: Nutrasweet) •Alergias a los alimentos u otras alergias •Falta de vitaminas •Luces fluorescentes •Ver demasiada televisión •Los juegos de vídeo ¿Qué medicamentos se usan para tratar el TDAH? Algunos de los medicamentos para el TDAH son metilfenidato, dextroanfetamina, atomoxetina y un fármaco que combina dextroanfetamina y anfetamina. Estos medicamentos mejoran la atención y la concentración, y disminuyen los comportamientos impulsivos y de excesiva actividad. También se pueden usar otros medicamentos para tratar el TDAH. Hable con su médico para ver qué tratamiento él o ella le recomienda. ¿Qué más puedo hacer para ayudar a mi niño? Un esfuerzo en equipo por parte de los padres, profesores y médicos trabajando en conjunto es la mejor manera de ayudar a su niño. Puede ser difícil criar a los niños que tienen TDAH. Es posible que tengan dificultad para comprender instrucciones, y el estado de actividad constante puede constituir un desafío para los adultos. Además, los niños que tienen TDAH tienden a necesitar más estructura y expectativas más claras. Usted puede tener que cambiar su vida un poco para ayudar a su niño. He aquí algunas cosas que usted puede hacer para ayudar: •Haga un horario. Fije horas específicas para levantarse, comer, jugar, hacer tarea, hacer quehaceres, mirar televisión o jugar juegos de vídeo, y para acostarse. Ponga el horario donde el niño siempre lo pueda ver. Explíquele anticipadamente cualquier cambio en la rutina. •Simplifique las reglas de la casa. Es importante explicar lo que pasará cuando se cumplan las reglas y cuando no se cumplan éstas. Escriba las reglas y las consecuencias de no obedecerlas. •Asegúrese de que sus instrucciones son comprendidas. Haga que su niño le preste atención y háblele mirándolo directamente a los ojos. Luego, con voz clara y calma, dígale al niño específicamente lo que usted desea. Mantenga las instrucciones simples y cortas. Pídale al niño que le repita las instrucciones a usted. •Premie el buen comportamiento. Felicite a su niño cuando él o ella complete cada paso de una tarea. •Asegúrese de que su niño sea supervisado en todo momento. Debido a que son impulsivos, los niños que tienen TDAH pueden necesitar más supervisión por parte de los adultos que otros niños de la misma edad. •Observe a su niño cuando él o ella esté alrededor de sus amigos. A veces resulta difícil para los niños que tienen TDAH aprender habilidades sociales. Premie el buen comportamiento durante el juego. •Fije una rutina para hacer las tareas. Escoja un lugar fijo para hacer la tarea lejos de distracciones tales como otras personas, televisión y juegos de vídeo. Divida el tiempo para hacer tarea en sesiones cortas y permita descansos. •Concéntrese en el esfuerzo y no en las calificaciones. Premie a su niño cuando él o ella trata de terminar la tarea escolar, no solamente por sacar una buena calificación. Usted puede dar premios adicionales por obtener mejores calificaciones. •Hable con los maestros de su niño. Averigüe cómo le está yendo a su niño en el colegio, en la clase, en el recreo y en la hora de la comida del mediodía. Pida que los maestros le den notas sobre el progreso diario o semanal. Algunos niños se benefician del asesoramiento psicológico o de la terapia estructurada. Puede resultar beneficioso para las familias hablar con un especialista en el manejo del comportamiento y los problemas de aprendizaje relacionados con el TDAH. Algunos estudios han demostrado que algunos colorantes y conservantes de alimentos pueden causar o empeorar el comportamiento hiperactivo en algunos niños. Hable con su médico para saber si necesita realizar algún cambio en la dieta de su niño. ¿Mi hijo va a superar el TDAH? Antes solíamos pensar que los niños superarían el TDAH. Sabemos que esto no es cierto en la mayoría de los niños. Los síntomas del TDAH con frecuencia mejoran a medida que los niños crecen y aprenden a adaptarse. La hiperactividad generalmente desaparece en los años de la adolescencia tardía. Pero cerca de la mitad de los niños que tienen TDAH continúan distrayéndose con facilidad, teniendo cambios en el humor, siendo malhumorados y son incapaces de completar tareas. Los niños que tienen padres afectuosos que les brindan apoyo y que trabajan conjuntamente con el personal del colegio, con los trabajadores de salud mental y con el médico tienen la mejor probabilidad de convertirse en adultos bien adaptados. Fuente: http://familydoctor.org/online/famdoces/home/children/parents/behavior/118.html

NOTA

LO QUE AÚN NO SE HA CONSEGUIDO

Entorno adecuado. Aunque se sitúa a los alumnos en las primeras filas y los tutores encargados de vigilar los exámenes saben de qué alumnos se trata, las pruebas aún se hacen en aulas demasiado pobladas, cuando estos estudiantes rendirían más en clases más reducidas. Distribución diferente de las pruebas. Los expertos recomiendan que los alumnos con TDAH puedan combinar las pruebas en función de su dificultad, es decir no hacer el mismo día lengua y matemáticas. De momento, tienen que seguir el orden establecidos: el primer día se concentran todas las de las áreas lingüísticas. Modificación del estilo de evaluación. Desde la Fundación ADANA se pide que no tengan que hacer un sobreesfuerzo narrativo en las respuestas de los exámenes, por eso piden preguntas abiertas y otras de opción múltiple. Evaluación. Este es el aspecto más importante de las demandas: las familias afectadas reclaman que la evaluación la realicen personas conocedoras del trastorno, sus repercusiones lingüísticas y dificultades para ordenar ideas.

PRUEBAS DE ACCESO A LA UNIVERSIDAD

Adaptaciones de acceso JUSTIFICACIÓN El TDAH es un trastorno de ejecución, de rendimiento, no de aprendizaje (Barkley 2005). Son alumnos con verdaderas dificultades para trabajar con lo que saben o han aprendido anteriormente lo que se refleja a la hora de demostrar los conocimientos adquiridos en el momento de ejecutar una prueba. Sus principales dificultades son: 1.- Capacidad atencional mermada ante una tarea compleja y larga, lo que repercute en dificultades para estructurar, organizar y planificar la información. 2.- Pocas habilidades lingüísticas de narración escrita. 3.- Cometen errores durante los exámenes a la hora de identificar las ideas relevantes y expresarlas de forma ordenada. El discurso es pobre, desorganizado, exento de aspectos importantes y con interferencias no relevantes. 4.- La impulsividad provoca la precipitación en las respuestas, dedicar poco tiempo a los aspectos importantes y demasiado a los detalles. PROPUESTA DE ADAPTACIONES PARA ALUMNOS CON TDAH ESPACIO Y TIEMPO * Aulas reducidas: proporcionar un espacio o entorno adecuado que facilite la atención (para disminuir los estímulos distractores). * Respetar el tiempo que el alumno necesita para realizar la prueba. * Marcadores de tiempo: Hacer recordatorios durante la prueba del tiempo que queda. * Descansos: Dividir las pruebas en partes y hacer pequeños descansos entre prueba y prueba (cansancio y sobreesfuerzo provoca que cometan errores y mala presentación). DISTRIBUCION DE LAS PRUEBAS * Modificar el orden establecido de la aplicación de las pruebas para que se puedan combinar en función de su dificultad. SUPERVISION * Antes de empezar la prueba, leer en voz alta el examen y verificar que el alumno entiende las preguntas. * Permitir en cualquier momento el acceso a las instrucciones. * Recordar al alumno que revise el examen antes de entregarlo y supervisar que ha respondido todo antes de que entregue la prueba. * Si no consigue centrarse en la prueba, guiarlo para ayudarle a reconducir la atención. FORMATO * Intentar que el enunciado sea sencillo y concreto. * Destacar las palabras clave en negrita * Evitar dar más de una instrucción a la vez. * Combinar diferentes formatos de preguntas en una misma prueba: combinar preguntas abiertas y de opción múltiple. * Preguntas abiertas: ofrecer una guía de la estructura. * En las preguntas de respuesta corta dejar el espacio aproximado para responder. SISTEMA DE CORRECCION Tener en cuenta el trastorno a la hora de corregir los exámenes y no perder la perspectiva de dificultad. Los alumnos con TDAH deberían ser evaluados por personas con conocimientos sobre el trastorno para poder distinguir si nos encontramos ante un alumno con TDAH que no dispone de los conocimientos, de otro que presenta serias dificultades para demostrar lo que sabe. STILL - Asociación balear de padres de niños con TDAH stilltdah@yahoo.es www.still-tdah.com Telf. 97 149 86 67 – Columba Suinaga