Cuando en los 90 a nadie se le pasaba por la cabeza que los adultos podían tener Déficit Atencional, Ned Halloweel y John Ratey, dos psiquiatras norteamericanos escribieron este best seller que despertó el interés de millones de personas por saber más acerca de este tema tan desconocido por aquel entonces.
Si bien el libro es bastante antiguo y varios autores han desarrollado nuevas propuestas para delinear de mejor manera el trastorno en personas adultas (incluidos los mismos Hallowell y Ratey en su libro del 2005, Delivered from Distraction), he decidido compartir con ustedes este listado de síntomas por varias razones.
En primer lugar por la claridad con que los autores van pintando el cuadro de lo que significa tener DA en la adultez. En segundo lugar porque la experiencia y sabiduría clínica se deja sentir en la descripción de los problemas asociados. Y, por último, por la mención de las cualidades potencialmente positivas que se esconden tras el ADHD (como clínico, este punto me parece de la mayor relevancia para mi trabajo, ya que me recuerda que la búsqueda de las fortalezas que poseen mis pacientes debe ser un eje central de la terapia).
A continuación, sin más preámbulos, los dejo con los criterios de Hallowell y Ratey tal como están expuestos en Driven to Distraction (mi traducción):
1. Un sentimiento de underachievement, de no haber alcanzado las propias metas (independientemente de cuanto haya logrado en realidad).
Hemos puesto este síntoma primero porque es la razón más frecuente por la cual los adultos con ADHD buscan ayuda. “No puedo hacer que las cosas me resulten como quiero”, es la queja habitual. La persona puede tener logros importantes según los estándares objetivos, o bien puede estar luchando para mantenerse a flote, o sentirse atascad@ en un laberinto sin salida, incapaz de utilizar su potencial innato.
2. Dificultad para organizarse.
Un problema mayor para la mayoría de los adultos con ADHD. Sin la estructura que otorga la escuela y sin los padres cerca, organizándole las cosas, el adulto puede tambalearse bajo las demandas de organización que impone la vida diaria. Las “pequeñas cosas” pueden acumularse hasta crear obstáculos enormes.
3. Procrastinación crónica o problemas con ponerse a trabajar.
Los adultos con ADHD pueden sentir tanta ansiedad al empezar una tarea, debido al miedo a no hacerlo bien, que la postergan, y la postergan, lo cual, por supuesto no hace sino aumentar la ansiedad frente a la tarea.
4. Muchos proyectos en simultáneo, problemas para terminarlos.
Este es un corolario del punto 3. A medida que una tarea es postergada, la persona se embarca en otro proyecto. Al final del día, semana o año, ha dado inicio a incontables proyectos, pero muy pocos los ha llevado a término.
5. Tendencia a decir lo primero que se le viene a la mente, sin considerar el momento o lo apropiado del comentario.
Tal como los niños con déficit en la sala de clases, el adulto con ADHD se deja llevar por el entusiasmo. Llega una idea y necesita decirla – mientras que el tacto cede ante una exuberancia casi infantil.
6. Una búsqueda frecuente de alta estimulación.
El adulto con ADHD está siempre buscando algo novedoso, algo que atrape su interés, algo en el mundo exterior que pueda ir al ritmo del huracán que arrecia en su interior.
7. Intolerancia por el aburrimiento.
Corolario del número 6. En realidad, las personas con ADHD raramente se aburren. Esto se debe a que en el milisegundo que sienten aburrimiento, se lanzan a la acción y encuentran algo nuevo; algo así como cambiar de canal apenas la programación se pone poco estimulante.
8. Se distrae fácilmente, tiene problemas enfocando la atención, tendencia a desconectarse o divagar en la mitad de la página o de la conversación; a menudo esto se acompaña por una capacidad de “hiperfoco”.
El síntoma distintivo del ADHD. El “desconectarse” es bastante involuntario. Ocurre cuando la persona no está mirando, por así decir, y al momento siguiente, él o ella ya no está ahí. La capacidad, bastante extraordinaria, de hiperenfocarse, suele también estar presente, enfatizando el hecho de que no se trata de un síndrome de déficit de la atención, sino más bien de inconsistencia de la atención.
9. Creatividad, intuición e inteligencia.
No es un síntoma, sino una cualidad que merece atención. Los adultos con ADHD generalmente tienen una mente inusualmente creativa. En el medio de su desorganización y vulnerabilidad frente a las distracciones, muestran destellos de brillantez. Capturar este “algo especial”, es una de las metas del tratamiento.
10. Problemas para ir por los canales establecidos y seguir los procedimientos adecuados.
De modo contrario a lo que uno podría pensar, esto no se debe a un problema no resuelto con figuras de autoridad, sino que más bien es una manifestación de aburrimiento y frustración. Aburrimiento con las formas rutinarias de hacer las cosas y excitación por enfoques novedosos, y frustración por el hecho de no poder hacer las cosas de la forma que “se supone que deben ser hechas”.
11. Impaciencia; baja tolerancia a la frustración.
Del tipo que sea, la frustración le recuerda a la persona con ADHD los fracasos del pasado. “¡Oh, no!”, piensa, “aquí vamos de nuevo”. Y entonces se enoja o se aísla. La impaciencia deriva de la necesidad de estimulación constante y puede llevar a que los otros piensen que el individuo es inmaduro o insaciable.
12. Impulsivo, ya sea en acción o verbalmente, al gastar el dinero, cambiar de planes o declarar nuevos esquemas o planes de carrera o estudios.
Este es uno de los síntomas más peligrosos en adultos, o, dependiendo del impulso, uno de los más ventajosos.
13. Tendencia a preocuparse innecesaria e interminablemente; tendencia a mirar al horizonte buscando algo por lo cual preocuparse, alternando con inatención o subestimación de peligros reales.
La preocupación se transforma en el foco de la atención cuando ésta no está puesta en alguna tarea.
14. Inseguridad.
Muchos adultos con ADHD se sienten crónicamente inseguros, no importando qué tan estable sea su situación actual. A menudo siente como si el mundo fuera a colapsar a su alrededor.
15. Cambios de ánimo, labilidad del estado de ánimo, especialmente cuando se desligan de una persona o proyecto. La persona con ADHD puede repentinamente ir a dar a un estado de ánimo malo, después bueno y después malo, todo en el espacio de unas pocas horas y sin una razón aparente. Estos cambios de ánimo no son tan pronunciados como aquellos asociados con el trastorno bipolar o la depresión.
Los adultos con ADHD, más que los niños, son proclives a la inestabilidad del ánimo. En gran parte esto se debe a sus experiencias con el fracaso y la frustración, mientras que en parte también pueden tener que ver con la biología del trastorno.
16. Inquietud.
En los adultos generalmente no se observa la hiperactividad desatada que muestran los niños con ADHD. En cambio, uno ve lo que se asemeja a una “energía nerviosa”: caminar de un lado a otro, tamborilear con los dedos, cambiar de posición en el asiento, levantarse y salir de la habitación con frecuencia, etc. La persona se siente tensa incluso mientras descansa.
17. Tendencia a desarrollar conductas adictivas.
La adicción puede ser a una substancia tal como el alcohol o la cocaína, o a alguna actividad, tal como apostar, o comprar, o comer, o trabajar en exceso.
18. Problemas crónicos con la autoestima.
Estos problemas son el resultado directo y poco feliz de años de frustración, fracaso o simplemente de “no apuntarle” (no hacer bien las cosas). Incluso las personas con ADHD que han sido capaces de tener logros importantes se sienten usualmente defectuosas de un modo u otro. Lo impresionante es lo resilientes que son muchas de estas personas, a pesar de todos los reveses que han experimentado en sus vidas.
19. Pobre capacidad de auto-observación.
La gente con ADHD no tiene una noción precisa de sí mismos ni de cuál es su impacto sobre los demás. Usualmente se consideran menos efectivos y poderosos en comparación a como los ven otras personas.
20. Historia familiar de ADHD, trastorno bipolar, depresión o abuso de substancias u otros trastornos del control de los impulsos o del ánimo.
Ya que el ADHD es transmitido genéticamente y tiene relación con estas otras condiciones mencionadas, no es raro (pero tampoco necesario) encontrarse con una historia familiar semejante.
…
Ahí está, ¿qué te pareció?… ¿con cuántos de los puntos te identificaste?
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Fuente:
http://deficitatencionaladulto.cl/blog/?p=1259
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