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miércoles, mayo 21, 2014
Testimonio
Roberto Leal ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Testimonio de un adulto con TDAH":
Hola.
Me llamo Roberto y soy mexicano.
Tengo 48 y nadie supo o nadie pudo diagnosticarme nada.
Cuando tenía treinta y tres años aproximadamente, mi entonces novia, después mi segunda esposa. Me dijo que yo padecía una cosa llamada ADD por sus siglas en inglés y yo lo tomé como se toma algún salpullido leve por haber nadado en un río algo contaminado y al que si le da a tu hijo lo llevas corriendo al médico; pero si te da a ti, te esperas a ver que pasa y si no es nada asunto solucionado.
Y en ese entonces no fue nada.
Para ella no sé qué haya sido. Tal vez tampoco mucho más allá de una sonrisa condescendiente.
El caso es que sí era algo más que nada. Pero al no saberlo relacionar conmigo, al no tener ni idea de lo que podría significar, al ser completamente inconsciente de que algo estaba mal con mi vida y que ese algo podría estar relacionado con lo que ella me mencionaba. La verdad es que lo deseché.
Tuve que esperar diez años para, desesperado en extremo, pensar que ese diagnóstico de mi entonces ya, y desde hacía muchos años, esposa podría ser la causa de mis problemas. O al menos estar ampliamente relacionado con ellos.
A los 42 o 43 años fui a ver a un neurólogo y él me confirmó el diagnóstico y me leyó un papel en donde estaban las características de un enfermo de TDAH y mientras él hablaba, yo mentalmente iba poniendo palomitas a todo lo que el listaba. Ese día lloré de manera descontrolada frente a ese pobre neurólogo que sabría poco o nada de apoyo psicológico. Y como siempre, salí de ahí cargado de una sensación de culpa aplastante por haber llorado enfrente de ese médico. Hoy sé mucho más acerca del TDAH. He estado medicado sin encontrar por ello la menor salida a mis problemas. Y la razón es que al menos en adultos, la solución farmacológica no es suficiente. Debido a la inmensa carga de culpas, vergüenzas, frustraciones, fracasos, bajas autoestimas, golpes que en privado o en público me he dado a mí mismo con el puño cerrado en la cara, etc. etc. etc.
Y sigo buscando alguna solución.
Sólo que cada vez caigo más y más abajo y cada intento de levantarme es desde mucho más abajo y para llegar tantito arriba se requiere de gran concentración en el objetivo perseguido y cada vez es más difícil creer en ese objetivo.
Yo ya perdí dos matrimonios y he decidido terminantemente no llegar al tercero.
También perdí todos los trabajos y todos los negocios. Y vivo con el apoyo de mis hermanos.
También perdí todos los amigos que pude haberme encontrado en el camino y, salvo mis hermanos y mi pequeño hijo de 4 años, cuya madre no quiere saber demasiado de mí, no me queda ya nadie más.
Eso es el relato de un adulto con TDAH...
En cuanto a residual.
Mucho cuidado.
La gente cree que conforme aumentan los años el mal desaparece o al menos se atenúa.
Nada más lejano de la realidad.
Es igualito a las fallas geológicas. Ninguna tiende a dar marcha atrás y los abismos de cada Rift diariamente están un poquito más y más lejos entre sí y el alejamiento entre las paredes es tan lento que no se nota. Pero al cabo del tiempo suficiente el valle resultante es tan amplio como una avenida de seis carriles por sentido.
Yo puedo apreciar cómo era mi vida cuando conocí a mis sucesivas esposas y cómo en la época de la primera era yo un joven de veintitantos que cada vez que decía algo que hacía que todos los demás hicieran expresiones como "¡HHHUUUU Idiotaaa! y otras linduras de similares a peores, desde sonrisas de "interpreta mi silencio" a "En boca cerrada no entran moscas ni se sale la mierda" y mi reacción, aunque internamente dolorosamente adolorida, externamente era simpáticamente y positiva. Como de no pasa nada. "Nadie me entiende y yo tampoco. Pero qué le vamos a hacer...? Mejor sigamos adelante que para eso nacimos..." y otros autoengaños para intentar sentirme con la entereza para seguir adelante.
Con la segunda esposa. Había aprendido a mantener la boca cerrada.
No era nada fácil. Tenía que estar vigilándome estrechamente a mí mismo para detectar el impulso incontenible a tiempo de detenerlo. Con el tiempo había adquirido práctica y lograba hacerlo. Yo sabía que mi peor enemigo en la sociedad era yo mismo. No sabía ni entendía por qué, pero los resultados hablaban por sí solos. Yo hablaba y me ganaba una semana de recriminaciones por haber dicho todo lo que no debía haber dicho. Y me quedaba callado y las personas tendían a acercárseme y me aceptaban y comenzaba a sentirme bien entre ellos.
¡Gran error!
El bienestar conduce a la confianza y la confianza a bajar la guardia.
Y bajar la guardia a... Interpreten mi silencio.
Algo que nunca debe hacer un TDAH, igual que el boxeador,es permitirse el lujo de bajar la guardia.
El TDAH en adultos no es residuo de nada. Por el contrario, si realmente tienes TDAH y no has encontrado la ayuda correcta. Entonces no es más que la misma enfermedad que ya tenías, pero multiplicada por ocho mil...
Y solamente para terminar.
Esta entrada se realizó hace cuatro años y supongo que desde entonces nadie le ha hecho nada.
Por lo cual es obvio que nadie vea nada de lo que he escrito en otros cuatro o más años.
Pero es lo menos relevante que puede haber.
Lo único que importa es lo que yo escriba y después lea. Porque cuando escribo, hablo y enseño acerca de mí y cuando leo, leo y aprendo acerca de mí.
Y para mí, eso es lo único que importa.
Gracias a quien le toquen las gracias de que hoy yo haya encontrado un sitio en donde otras personas hablaron acerca de sus propios males y pudieran servirme de inspiración para poder trabajar con el mío.
Publicado por Roberto Leal para TDAH a las 1:58 a. m.
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