Joseph Biederman Profesor de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de Harvard
Firme defensor del uso de fármacos en casos de trastornos del déficit de atención e hiperactividad, este prominente especialista argentino que lleva décadas en EEUU alerta del peligro de no diagnosticar a tiempo esta enfermedad, la más común de las dolencias mentales en la infancia.
Biederman, presidente de los Programas de Investigación y Clínicos sobre la Psicofarmacología Pediátrica y el TDAH en Adultos del Hospital General de Massachusetts, pronunció ayer la conferencia magistral de la 44ª Reunión de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y del Adolescente, que concluyó ayer en Baluarte. Caracterizado por hiperactividad, impulsividad e inatención, este trastorno afecta a entre 2.500 y 3.000 niños navarros, de los que sólo 500 están diagnosticados.
¿Cuáles son las causas de los trastornos de déficit de atención? ¿Se pueden considerar, de forma metafórica, una pandemia mundial?
La mayoría de los casos, hasta el 80% tiene raíz genética. Es un problema común, afecta a entre el 5% y el 10% de los niños, pero esto no significa que sea una epidemia. Lo que ocurre es que antes había una negación del problema y con el paso del tiempo se está reconociendo su existencia.
¿Se han producido avances decisivos en su investigación?
Queda mucho por investigar, pero en los últimos diez años ha habido una auténtica revolución científica con la explosión de la investigación de neuroimagen, documentación muy clara de qué centros cerebrales están afectados por el TDAH, y con estudios genéticos que han identificado varios genes de riesgo, es decir, personas con mutaciones que pueden vivir una vida normal pero con más peligro de padecer este problema. Tenemos esperanza de que haya nuevos avances.
Hoy en día ya no hay debate entre los médicos sobre si esta enfermedad existe.
No, ninguno.
Sin embargo todavía hay resistencia entre padres y médicos a aceptar el diagnóstico y medicar.
La postura de la sociedad es muy negativa a la hora de admitir problemas biológicos emocionales en los niños. Además, hay miedo al tratamiento, no sólo en los padres, sino también entre facultativos. La idea de medicar a un niño no es muy popular y muchos psiquiatras infantiles no tienen preparación para emplear medicinas. La mejor manera de evitar prescibir un tratamiento es decir que el niño no tiene nada.
¿Sería interesante contar con una prueba médica que confirmara el diagnóstico de forma irrefutable?
Hoy en día el diagnóstico es completamente clínico. Sería importante tener pruebas de laboratorio que lo confirmaran, sobre todo, en casos atípicos, cuando el niño no es muy hiperactivo, por ejemplo. Creo que en cinco o diez años tendremos algo en neuroimagen o genético. Ahora bien, los síntomas del TDAH, en general, son muy claros, están definidos y no requieren nada más sofisticado,
Si son tan obvios, ¿por qué hay tantos casos sin diagnosticar y se tarda hasta siete años en hacerlo?
No sé. Mi opinión es que esto se debe a los prejuicios de la sociedad respecto al tratamiento y de los enemigos de la psiquiatría infantil, que banalizan el problema. Los niños con TDAH y sin tratamiento no aprenden y baja su nivel intelectual 20 puntos. Lo que sabemos, según estudios de seguimiento, es que el trastorno tiene un pronóstico muy malo para la vida adaptativa del niño, tiene consecuencias brutales. Quiero recalcar que la oportunidad de aprender en la escuela es como un tren, sólo pasa una sola vez en la vida. Este trastorno arruina la vida.
¿Son tan graves las consecuencias en la vida adulta?
Terribles. Los adultos tienen problemas en el trabajo, los despiden porque no pueden concentrarse, si uno carece de educación las probabilidades de tener un buen trabajo son menores, la vida familiar también se ve afectada, con más divorcios y separaciones porque no prestar atención a la pareja tiene un precio muy alto, así como la vida social porque el paciente no puede concentrarse en las conversaciones. También corre riesgo de sufrir problemas con el alcohol, el tabaco y accidentes de automóvil, ya que conducen impulsivamente.
¿Se está diagnosticando en adultos?
Son casos de pacientes que tenían el trastorno de pequeños, porque el TDAH comienza en la niñez, pero no les fue diagnosticado. Durante muchos años se creyó que el problema desaparecía en la adolescencia cuando lo que ocurre es que en esta etapa los niños se vuelven generalmemt menos hiperactivos, aunque los problemas de inatención, de no concentrarse, continúan.
Es una enfemerdad que causa no sólo sufrimiento sino también perjuicios económicos.
Según mis estudios, la pérdida de sueldo en EEUU es de 10.000 dólares por año de promedio, 50.000 en caso de profesiones liberales. Tiene un coste en la fuerza trabajadora enorme. La persona con TDA pierde un mes por año de trabajo. El 50% de los pacientes está en paro.
¿Se pueden curar o prevenir?
No. Se puede identificar tempranamente y lograr así que el niño sea mejor estudiante y tenga más confianza en sí mismo. El tratamiento es sintomático y crónico.
Un niño al que se diagnostica este trastorno, ¿lo tendrá siempre?
No todos. Más de un 60% lo tendrán en la edad adulta y en el otro 40% remitirá, no sé sabe muy el porqué.
¿El tratamiento siempre es farmacológico?
Es el más potente, aunque algunos niños necesitan apoyo educativo y psicológico.
¿Son tan fuertes los medicamentos como para tenerles tanto miedo?
Hay que tener más miedo a la condición que al tratamiento. Las medicinas tienen que ser fuertes, si no no serían medicinas, pero son muy eficaces y seguras, no son peligrosas, aunque no son vitaminas, entiéndame. En este caso el beneficio es mucho más alto que el riesgo.
"En el caso de los TDAH el beneficio de que el niño tome medicación es más alto que el riesgo"
Fuente: http://www2.noticiasdenavarra.com/ediciones/2009/06/07/sociedad/navarra/d07nav16.1619346.php
J'ai appris des choses interessantes grace a vous, et vous m'avez aide a resoudre un probleme, merci.
ResponderEliminar- Daniel