TDAH y procrastinación: una lección de la tierra
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Mientras trabajaba, tenía en la cabeza el TDAH y la procrastinación. Pensaba “¿Estaré procrastinando?”, pues sabía que tenía muchos otros proyectos pendientes, y ninguno de ellos tenía que ver con pasar el día en el barro.
Me di cuenta entonces de que hay cosas que no pueden esperar. Como la Madre Naturaleza.
Si no quito a tiempo las malas hierbas, morirán las plantas que quiero que vivan y vivirán las que quiero que mueran.
¿Procrastinaban nuestros antepasados ?
A la vez que trabajaba en la tierra, pensaba en nuestros ancestros. Nuestros antepasados y nuestras antepasadas se pasaban el día trabajando duramente para poder sobrevivir.¿Te imaginas a Clem diciéndole a Martha, “Lo siento cariño, hoy no me apetece plantar”?
Tal vez por eso, la sencilla pero exigente vida en la granja es tan buena para las personas con TDAH. Es una cuestión de vivir o morir.
¿Es el TDAH un producto de la vida moderna?
Piensa en la vida actual. ¿Cuántas maneras puedes encontrar de posponer las cosas? Todas las que quieras. Pero no pasa nada, a nadie le va a dar un ataque si te retrasas con tu proyecto.No hay como la supervivencia (la tuya, la de los cultivos o la del ganado) para conseguir que hagas tu trabajo.
Las familias pioneras de antaño tenían que trabajar duro. No podían dejar para mañana lo que tenían que hacer hoy. También hacían un montón de ejercicio físico –uno de los mejores tratamientos para el TDAH.
Todo ese trabajo y el aire fresco hacían que durmieran bien, mientras que a los adultos con TDAH actuales les cuesta mucho dormir con regularidad.
Regreso al futuro
Se dice que una razón de que las personas con TDAH tendamos a posponer las cosas es que a nuestro cerebro le cuesta formarse una imagen del futuro. Estos últimos días, que hacía menos frío, he estado paseando alrededor de la casa para ver qué está creciendo y pensar qué me gustaría plantar.Durante mis inspecciones diarias del jardín, veía con inquietud la fuerza con que crecía la maleza, tapando los narcisos y ahogando las hostas antes de que pudieran siquiera brotar. Sólo podía pensar en el futuro y en cuánto más trabajo me iba a costar quitar las malas hierbas, si no lo hacía inmediatamente.
También he tenido muy en cuenta a mi vecino de al lado. Cuando me mudé a esta casa, me hizo una observación mordaz sobre el anterior propietario, que no se ocupaba en absoluto del jardín ni del césped. Capté la idea.
Imaginar el futuro con un vecino malhumorado también me animó a seguir adelante con mi labor en jardín.
Procrastinación… o no
Así que ayer pasé un espléndido día al sol, arrancando las malas hierbas, plantando, arreglando, cavando y disfrutando del aire libre y del sol. También asegurándome de tener menos trabajo en el futuro que si no lo hubiera hecho.Pero ¿estaba posponiendo? Puede que sí. O puede que no.
Una lección de la tierra
La próxima vez que tenga la tentación de posponer las cosas, podré pensar en mis plantas y en mi orgullo y utilizarlos como recordatorio para pensar en el futuro.¿Qué se va a ahogar en mi vida si no actúo ahora? ¿Qué proyectos, relaciones o metas van a secarse si no tomo medidas de inmediato? ¿Quién va a enfadarse si no asumo mis responsabilidades?
Dicen que podemos aprender de la naturaleza. Hoy, doy gracias a mi jardín y la Madre Naturaleza por hacerme pensar en el futuro cuando tengo la tentación de posponer las cosas.
Escrito por Zoë Kessler BA, B.ED.
Traducido por la Dra. Elena Díaz de Guereñu
Texto original en inglés
Fuente: http://www.zoekessler.com/tdah-y-procrastinacion-una-leccion-de-la-tierra/
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