Francisco Montañés, jefe de Psiquiatría del Hospital Fundación de Alcorcón, de Madrid y Xavier Gastaminza, especialista del Hospital Valle de Hebrón, en Barcelona, han participado en una reunión de psiquiatras infanto-juveniles especializados en TDAH que se ha celebrado en Madrid con el apoyo de la compañía Juste. Los especialistas, de los principales hospitales españoles de referencia en el trastorno, se han constituido en el Grupo Especial de Interés en TDAH. El grupo pretende analizar las guías internacionales de diagnóstico y tratamiento de la patología para posteriormente elaborar una guía de protocolo, investigación y tratamiento en el ámbito nacional.
Todavía hay bastante desconocimiento sobre el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), empezando por el propio ámbito de la psiquiatría adulta. En España se tarda una media de siete años en diagnosticarlo, y "hay colegas que incluso niegan la existencia del TDAH en adultos", ha advertido Gastaminza.
Los adultos con TDAH no están recibiendo la respuesta asistencial que necesitan, porque no pueden tratarlos los especialistas capacitados, que son los psiquiatras infanto-juveniles. Así lo asegura Montañés, y añade que "somos los que deberíamos hacernos cargo de los adultos afectados, pero nos lo impide la traba administrativa de la edad". Algo parecido ocurre con los trastornos de la conducta alimentaria, como la anorexia: cuando el paciente deja de ser un adolescente, también debe abandonar al especialista pediátrico.
En la mitad de los niños con TDAH, alrededor del 8%, el trastorno persiste cuando crecen. "Son esos adultos a los que de pequeños se les decía que no se esforzaban lo suficiente en el colegio, aunque tenían capacidad", según Montañés. Si los niños con TDAH son movidos, los adultos son caóticos: "Suelen ser desorganizados, con problemas de concentración, despistados e impuntuales por sistema. Un 60% de los niños inatentos que acuden a la consultan tienen algún progenitor con este problema.
Como no se conoce bien, el TDAH en adultos puede acabar confundido con un trastorno de personalidad; en otros casos, aboca en conductas delictivas y adicciones -especialmente al tabaco-, pero también hay pacientes que tienen una vida profesional exitosa", ha matizado Montañés.
FUENTE: DIARIO MÉDICO. 2008 OCT
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